Dirac ocupó la prestigiosa Cátedra Lucasiana de Matemáticas en Cambridge, una posición antes desempeñada por Isaac Newton —y que años después ocupó Stephen Hawking—, lo que le otorgó un aura legendaria. Ganó el Premio Nobel de Física en 1933. A pesar de su renombre, era un hombre amable pero extremadamente parco en palabras. Se decía que su conversación se limitaba mayormente a "sí", "no" y "no lo sé".
En una ocasión, durante un seminario, alguien le preguntó sobre una derivación particular, a lo que Dirac simplemente respondió: "No". Aunque sorprendidos por la brevedad de la respuesta, todos entendieron que no ampliaría más.
Durante una entrevista, alguien le preguntó si las iniciales de su nombre significaban algo en particular, a lo que Dirac respondió: "No", indicando que podían escribirlo de la forma que quisieran. Divertido por la situación, le preguntaron si podría significar "Poincaré Aloysius Mussolini", a lo que él respondió: "Sí".
Cuando se le preguntó sobre sus investigaciones, nuevamente contestó con un escueto "No". Divertido, el entrevistador le sugirió que escribiría sobre él como "El profesor Dirac resuelve todos los problemas de la física matemática, pero es incapaz de encontrar una forma mejor de calcular el promedio de bateo de Babe Ruth", a lo que él respondió afirmativamente.
Entre risas, el entrevistador le preguntó sobre sus gustos, y Dirac sorprendió a todos al mencionar que le gustaban "las patatas". Aunque parecía poco usual, continuaron la conversación preguntándole sobre otras actividades, como si iba al cine. Dirac mencionó que sí, pero se remontó a la década de 1920 y quizás también en los años 1930.
Luego, el entrevistador mencionó que le gustaba leer cómics del domingo, y Dirac respondió con más entusiasmo de lo usual, diciendo que sí. El entrevistador bromeó diciendo que, según los rumores, Dirac y Einstein eran las únicas personas realmente cultas que podían entenderse entre sí. Aunque Dirac era modesto, confesó que había encontrado a alguien a quien no podía entender, y se trataba de Weyl, refiriéndose al matemático Hermann Weyl, colega de Einstein en Princeton.
Por todo esto, Cuentan que sus compañeros en Cambridge inventaron lo que llamaron una unidad "dirac", que representaba el número más bajo imaginable de palabras que alguien con la capacidad de hablar podría pronunciar en compañía, calculando que sería de aproximadamente una palabra por hora.
Fuente: Eurekas y Euforias, de Walter Gratzer