Bienvenido a esta recopilación, que ya es una tradición navideña. Con este, van doce años compartiendo algunas de mis lecturas anuales. Comenzamos con los libros de divulgación, y después comentaré brevemente el resto de lecturas: ensayo no científico, novela y cómics. Han sido 25 en papel y 8 en formato electrónico. En total, 33. Lejos de mis mejores registros, pero es lo que hay. Ahí va la 'metafoto'.
Genes (VV.AA.)
La primera lectura del año fue esta maravillosa obra coral decorada con las firmas de grandes divulgadores y divulgadoras de la ciencia. El enfoque sobre la genética y su importancia es muy amplio y cada autor nos regala el suyo. Hay auténticas joyas en el interior de este libro, como el capítulo de Carlos Briones, mi favorito.
Guía turística de Marte (William K. Hartmann. Traducido por Dulcinea Otero-Piñeiro)
Conseguí este libro a precio de saldo y me ha sorprendido muy gratamente. No me lo esperaba. El título refleja totalmente lo que encontramos en sus páginas. Lectura amena y muy recomendable para los adictos a la exploración espacial y soñadores del planeta rojo. Mi caso.
Los cuantos (J. Andrade e Silva y G. Lochak. Traducido por Miguel Alaro Franco)
Hablamos de un libro que tiene más de cincuenta años. El prólogo de este libro de divulgación es, ni más ni menos (redoble de tambores), que del príncipe Louis-Victor Pierre Raymond de Broglie, séptimo duque de Broglie. Ahí es nada. Muy curioso todo.
Diez drogas: Sustancias que cambiaron nuestras vidas (Thomas Hager. Traducido por Pedro Pacheco González)
Siento debilidad por este tipo de libros de historia de la ciencia. Y en el caso de este título, pese a algunos altibajos, he disfrutado bastante con él. Lo que he notado es que la traducción de Pedro Pacheco es, como suele ser habitual en él, impecable.
Algo nuevo en los cielos (Antonio Martínez Ron)
Una obra imprescindible, de lo mejor del año. Le dediqué una extensa reseña en EPAP, y que podéis leer aquí. Pero lo que tenéis que hacer es leer el libro de Antonio. Y varias veces.
El big bang (Manuel Sanromá)
Una introducción, para no iniciados, a la teoría del Big Bang. Lo compré porque viene a dúo con un ensayo de ciencia ficción de Miquel Barceló, que era realmente lo que me interesaba. Pero es un ensayo correcto.
Historias del mundo de las hormigas (E.O. Wilson. Traducido por Pedro Pacheco González)
Los libros de Wilson son libros de poesía de la ciencia. Y este no podía ser menos. Lírica biográfica destilada a través de una veintena de especies de hormigas. Absolutamente fascinante.
Las infinitas vidas de Euclides (Benjamin Wardhaugh. Traducido por Marc Figueras)
Le sobran muchas páginas, quizá porque no hay mucha información histórica de Euclides y hay que rellenar. Aunque ameno, puede que se haga algo pesado en algunos capítulos. Para euclídeos incondicionales.
Drogas, fármacos y venenos (David Sucunza)
Magnífico. Riguroso, ameno y muy bien escrito. Un viaje científico e histórico por algunas sustancias químicas, unas letales y otras beneficiosas. Me ha gustado especialmente el tono reflexivo de David y el rigor documental.
A la luz de las estrellas (Jo Marchant. Traducido por Patricia Orts)
Con un subtítulo que dice textualmente: "Cómo la relación del hombre con el cosmos ha influido en el arte, la fe, la ciencia y la sociedad", cualquiera podría resistirse. Y caí rendido. Pero me resultó algo decepcionante. Prescindible, en mi humilde opinión.
Por qué mirábamos las estrellas (Antonio Pérez Verde)
Poco más puedo decir de este libro que no dijera en sus primeras páginas porque tuve el honor de escribir el prólogo. Bueno, sí puedo decir algo más, que me alegro del éxito que está teniendo y que Antonio Pérez Verde es uno de los mejores divulgadores de la astronomía que tenemos en lengua castellana. Podéis leer mi prólogo y las primeras páginas de este inspirador ensayo en la web de Cálamo, aquí.
Que no te líen con la comida (Miguel Ángel Ludeña)
El enorme Miguel Ángel nos deja un libro muy útil para ayudarnos a comer mejor. Y con un rigor apabullante, que es la marca de su casa, junto con la claridad y estilo cercano. Muy recomendable.
Guía del universo para escépticos (Steven Novella. Traducido por Ana Pedrero Verge)
Tenía pendiente este libro desde hace un par de años. Divertidísimo repaso por este mundo tan loco que nos rodea, en el que cada vez tenemos que practicar con más pericia el noble arte del pensamiento escéptico.
El oxígeno: historia íntima de una molécula corriente (Álvaro Martínez Camarena)
Me ha gustado mucho esta incursión por el oxígeno y su historia. El estilo cómplice y cercano de Álvaro engancha desde la primera página. Este libro recibió el Premio Europeo de Divulgación Científica. Muy merecidamente, en mi opinión. Y además, tuve el honor de compartir con él un oxigenado programa de A ciencia cierta. :)
Vera Rubin: Una vida (Jacqueline Mitton y Simon Mitton. Traducido por Marc Cornelis)
Una obra fundamental para conocer la vida y obra de esta pionera de la ciencia. El prólogo es de Jocelyn Bell. Interesante, completo y fácil de leer.
Error 404: ¿Preparados para un mundo sin internet? (Esther Paniagua)
Un trabajo periodístico de primera, con datos y opiniones, como debe ser. Lo recomiendo para todos los interesados en la tecnología. O sea, para todo el mundo.
La navaja de Einstein y otras historias extraordinarias sobre rocas y minerales (Eugenio Manuel Fernández Aguilar)
La buena divulgación científica debe discurrir entre dos orillas opuestas y peligrosas para la consecución de su objetivo, que no es otro que la transmisión del conocimiento científico de forma rigurosa, amena, con carácter motivador, generador de asombro y entretenimiento. Una de estas orillas es el rigor científico aséptico (Escila) y, la otra, la excesiva simplificación o emoción, exasperante en algunos casos, de lo que se quiere contar (Caribdis). Hay pocos autores capaces de saber navegar entre ambas orillas y proporcionar buenos momentos de entretenimiento, conocimiento riguroso y ganas por seguir aprendiendo. Uno de ellos es mi buen amigo Eugenio, que en este ensayo nos propone un viaje por el mundo de las rocas y minerales, su Historia e historias, penetrando en la ciencia mineralógica. Y lo hace con soltura y maestría, entre Escila y Caribdis, abriendo nuevas puertas con cada referencia para 'Saber más' y dejando un sabor de boca, pura ambrosía, al terminar cada capítulo. Leedlo.
Homo imperfectus: ¿Por qué seguimos enfermando a pesar de la evolución? (María Martinón Torres)
Absolutamente delicioso, cargado de referencias literarias y de ciencia muy bien contada. Le dediqué una reseña propia, que podéis leer aquí.
Moléculas (Theodore Gray. Traducido por Alicia Almonacid)
Cumple visualmente, pero se queda algo corto con el texto. No obstante, deja muy buenas sensaciones. Me gustó más el libro similar dedicado a los elementos químicos.
La prehistoria en la mochila (Ignacio Martín Lerma)
El proceso de inmersión que se experimenta con este libro es una experiencia que no podemos perdernos. Habrá un antes y un después en el género de la divulgación del Paleolítico novelada tras este libro. Está muy bien escrito, con un ritmo digno de la mejor película de aventuras. Y la parte más científica, todo un prodigio explicativo. Sublime.
Planeta océano: Las expediciones que descubrieron el mundo (Javier Peláez)
Tras 500 años de frío, llega esta incursión por la historia de la navegación. Buenas historias y muy bien contadas.
Estrellas por un tubo. Una historia diferente de la astronomía (Enrique Joven)
Me ha encantado el enfoque que le ha dado su autor a este libro. Si la astronomía te interesa y quieres una perspectiva distinta, dale una oportunidad.
La lira desafinada de Pitágoras (Almudena Castro)
Música, física y arte. La combinación perfecta para disfrutar de una lectura original y enriquecedora.
Átomos y moléculas (Jordi Díaz Marcos y Miguel García Guerrero)
Una buena introducción a la nanociencia, la nanotecnología y su historia. Me gustó.
Q, un cuento cuántico (Javier Fernández Panadero)
Resumiré este libro en una frase: El señor Tompkins, de George Gamow, renovado de forma magistral. Física cuántica, humor, humanismo... Por favor, leedlo. Podéis conseguirlo aquí.
The KGB's Poison Factory (Boris Volodarsky)
Tenía muchas ganas de leer este libro. Aunque todos tenemos en mente los casos más recientes de envenenamientos políticos, la maquinaria del crimen se remonta a más de cien años. El autor, Boris Volodarsky, es un antiguo oficial de la inteligencia militar rusa.
Cómo mentir con estadísticas (Darrell Huff)
Un clásico. Tiene sus años, pero mantiene su vigor.
Con ciencia. Con humor (VV.AA.)
Esta pequeña obra maestra recoge una variedad de entradas a las que personas del mundo de la divulgación le ponen texto y artistas de la ilustración dibujan algo relacionado. El resultado es muy chulo. Y tuve el honor de participar. ;-)
Evolución en acción (José Ramón Alonso y Yolanda González)
En esta recopilación de mis lecturas anuales no puede faltar nunca mi 'bro' JR Alonso. En esta ocasión, con una delicia de libro sobre la evolución para los más jóvenes de la casa. Pero os dejéis engañar porque se disfruta a cualquier edad. Es una obra de arte y pura literatura científica.
Geoestrategia de la bombilla (Alfredo García)
Nuestro Operador Nuclear de cabecera se adentra en la ciencia de la energía. Su ameno estilo, su claridad y rigor, hacen de este libro una forma ideal de forjar un criterio basado en el conocimiento.
Nuestro reto climático (José Miguel Viñas)
Ojalá se lleve este libro a las escuelas como lectura sugerida. La claridad, el rigor, la forma de comunicar de Viñas, es prodigiosa. Un libro ideal para remover conciencias y que pone sobre la mesa todo lo que sabemos sobre este reto que tenemos por delante.
El tiempo (José Miguel Viñas)
De nuevo Viñas. La introducción perfecta a las ciencias del clima para para los más pequeños de la casa. Y para los mayores.
La ciencia en la literatura (Xavier Durán)
Para amantes de la literatura y la ciencia. O sea, para ti. Muy bien hilado. Me sorprendió ver tantas referencias de la literatura española. El viaje merece la pena.
Pero, como he dicho al principio, no todo ha sido divulgación. Aquí van otras lecturas y algunos cómics. No tengo tiempo para dedicarles muchas palabras, pero si tenéis especial curiosidad por algún título podéis preguntarme en los comentarios... Si recordáis cómo se hace. ;-P
— Sandman Obertura, de Neil Gaiman. La culminación del mejor cómic de la historia. Y vaya culminación.
— Dragones de frontera, de Harriet, Iván Gil y Garluk. Espectacular.
— Mundos al descubierto. Antología de la ciencia ficción de la Edad de Plata (VV.AA.). Interesante.
— Viñetas de plata, de Laura Pérez. Para seguidores de la obra de Luis Alberto de Cuenca.
— Historias probables, de Neil Gaiman. Brutal.
— La inquietante historia del horror, de Darryl Jones. Irregular. Aún así, me gustó mucho algún capítulo.
— La ciencia ficción, de Miquel Barceló. Bien, pero corto.
— Tanos. Origen, de Jason Aaron y Simone Bianchi. Me encantó.
— El penúltimo negroni, de David Gistau. Auténtico.
— El zaguán de la eternidad, de Jesús García Sevilla. Fabuloso.
— El sacrificio, de Javier García Gisbert. Novelón.
— La vida secreta de las palabras, de @EtimosDirectos). Muy bueno.
— Villanueva, de Javi de Castro. Una brutalidad.
— Oh, my god! La mitología que no sabías que sabías, de Damián Mollá. Una deliciosa obra maestra. Para amantes de la mitología.
— Invocaciones, de Neil Gaiman. El gran Gaiman en estado puro.
— Fondo de armario, de Manuel Madrid. La mejor poesía que he leído en años. Una partitura de emociones. Manuel es un prodigio de las letras.
— La frontera interior, de Manuel Moyano. Uno de los mejores libros que he leído este año. El estilo de Moyano, inconfundible, traspasa las fronteras interiores, valga la meta-metáfora. Un libro de viajes, profundo, con voz propia, que analiza con precisión la naturaleza humana, sin juzgarla. Como debe ser.
— Una historia ridícula, de Luis Landero. El libro que Valle Inclán recomendaría a sus colegas. Me gustó bastante.
— El peligro de estar cuerda, de Rosa Montero. Me entusiasmó tanto que le dediqué un post en cuanto lo leí. Imprescindible.
— Superhéroes, de Pedro Angosto. Demasiado breve para mi gusto.
— Daredevil. Diablo guardián, de Kevin Smith y Joe Quesada. Joyita.
— En la cabeza de Sherlock Holmes. Obra maestra. Alucinante.
— Madame Bovary, de Gustav Flaubert. ¡Cómo no he leído esto antes! Impresionante, qué narración, ritmo, capacidad de sugestión y evocación. Leedlo.
— 200 libros para disfrutar, de Luis Alberto de Cuenca. Pues aparte de que estas listas siempre me gustan, imaginad mi sorpresa cuando vi que aparecía reseñado mi libro Del mito al laboratorio. :-)
— Primavera para Madrid, de Magius. Locura dorada.
— Retorno de las estrellas, de Stanislaw Lem. No es de los mejores de Lem, pero bueno.
— Lo pasado no es un sueño, de Theodor Kallifatides. Buena sensación.
— Juegos de la edad tardía, de Luis Landero. A la línea de flotación de la vida de una generación de escritores.
— Elevación, de Stephen King. Maravilloso final.
— Cómo ser un estoico, de Massimo Pigliucci. Algo superfluo. Si te va este rollo, mejor leer a Epicteto, por ejemplo.
— Palabras del Egeo, de Pedro Olalla. Abrumador y fascinante.
— Gideon. La novena, de Tamsyn Muir. Una sabrosa rayadura. Me daré un tiempo para continuar la saga.
— De qué no te vas a morir, de Sergio Parra. Uno de mis pensadores de cabecera, Sergio Parra, lo borda con este ensayo sobre sesgos, miedo, desinformación... Con datos, humor y reflexión.
— Lo que más miedo te dé, de Ángel Abellán (guion) y Luis Armand (dibujo). Un cómic terapéutico. El cómic del año. Directo a la yugular de la ansiedad. Imprescindible.
— Historia de la ciencia ficción, de Xavier Dollo y Djibrill Morrisette Phan. Muy decente.
— La torre de los nueve primogénitos, de Pedro González. Absorbedor.
— Dietario mágico, de Manuel Moyano. Toda una sorpresa. Un pequeño tratado sociológico sobre el fenómeno de los curanderos. Aquí la única magia está en las palabras de Manuel, que escribe como los ángeles.
— Minuto 116, de Jesús Boluda del Toro. Divertidísimo y muy bien escrito. Me encantó.
— Verbolario, de Rodrigo Cortés. Inteligente y preciso.
— Víctimas de Halloween, de VV.AA. Interesante.
— Lovecraft. La alargada sombra del tentáculo, VV.AA., coordinado por Antonio Rentero. Muy interesante.
— 36, de Jerónimo Tristante. Buenísimo, como todo lo que perpetra este genio.
— El edén de las manitas de cerdo, de Enrique Pérez Balsa. Divertido y muy bien escrito.
— Diez horas con Rosa Montero. Rosa en estado puro destilado y celebrado.
— Cerebraciones, de VV.AA. Merece la pena. Hay buena literatura ahí.
— Ateímo para principiantes, de Richard Dawkins. El bulldog Dawkins cabalga de nuevo.
— Bajo la piel, de Susana Rodríguez Lezaun. Novela negra con mayúsculas.
— Máquinas como yo, de Ian McEwan. Inquietante.
— Spinoza. En busca de la verdad y la felicidad, de Philippe Amador. Curioso.
— Los resistentes, de Luis Leante. Hacía años que no leía teatro. Estupendo.
— Cuentos completos, de Francisco Javier Illán Vivas. El universo de Illán Vivas, siempre sorprendente.
— Von Braun. La cara oculta de la luna, de Nacho Golfe y Dani Peña. Muy chulo.
— La memoria de las sirenas, de José Antonio Molina. Una delicia.
— Psicología Punk, de Víctor Amat. Demoledor, directo a la mandíbula del buenrrollismo.
— Locos por los clásicos, de Emilio del Río. Decía el inolvidable Carl Sagan, refiriéndose a la divulgación de ciencia y las maravillas del universo, que cuando uno está enamorado está deseando salir a la calle para contárselo a todo el mundo. Durante estos últimos años, con la pandemia actuando como comburente, hemos asistido a toda una explosión cámbrica de enamoradas y enamorados del mundo Clásico, en pleno fervor de divulgación y transmisión de conocimiento. Grandes filólogos (latinistas y helenistas) que han salido a la 'calle', con inusitada pasión y fervor para descubrirnos a los más legos las maravillas del mundo antiguo y contagiarnos su pasión. Siempre han estado ahí, porque Luis Alberto de Cuenca, Carlos García Gual, Emilio Lledó, Nuccio Ordine, Mary Beard o el mismo Emilio del Río, son viejos (jóvenes de espíritu) muy conocidos que llevan décadas contándonos su amor. Pero llegó Irene Vallejo con su 'Infinito en un junco' y lo cambió todo... ¿Qué ocurrió después? Pues que el amor es insaciable y los que hemos caído en las flechas de Cupido necesitamos más. Más lecturas, más libros.
Y eso es todo, amigos. No paréis de leer. Como siempre digo, leer divulgación (o lo que sea) nos convierte en mejores personas.
¡Feliz 2023!