Puede parecer que el optimismo de Petranek es exagerado. Bueno, es que lo es, y mucho, pero a veces con estas locuras y provocaciones se consigue llamar la atención y se aprende alguna cosilla interesante. Es el caso. Y soñar es gratis. Soñemos un poco. Id preparando las maletas :-)
sábado, 28 de mayo de 2016
Nuestros hijos podrían vivir en Marte [Charla TED]
Dentro de veinte años podríamos vivir en Marte. Es una afirmación arriesgada y especulativa que el periodista científico estadounidense Stephen Petranek defiende en esta charla TED que os propongo para el fin de semana.
Puede parecer que el optimismo de Petranek es exagerado. Bueno, es que lo es, y mucho, pero a veces con estas locuras y provocaciones se consigue llamar la atención y se aprende alguna cosilla interesante. Es el caso. Y soñar es gratis. Soñemos un poco. Id preparando las maletas :-)
Puede parecer que el optimismo de Petranek es exagerado. Bueno, es que lo es, y mucho, pero a veces con estas locuras y provocaciones se consigue llamar la atención y se aprende alguna cosilla interesante. Es el caso. Y soñar es gratis. Soñemos un poco. Id preparando las maletas :-)
viernes, 20 de mayo de 2016
El genio de Darwin, por Richard Dawkins [Documental]
El genio de Darwin: Las claves de la evolución es un documental de tres episodios creado y presentado por el biólogo y divulgador Richard Dawkins. Fue bastante polémico en su día pero en mi opinión merece la pena verlo porque tiene un final maravilloso. Juzgad vosotros.
¡Buen finde! :-D
miércoles, 11 de mayo de 2016
«Existen innumerables soles; hay innumerables tierras...»
«Existen innumerables soles; hay innumerables tierras que dan vueltas alrededor de estos soles, de manera similar a como nuestros siete planetas dan vueltas alrededor de nuestro sol. Hay seres vivientes que habitan estos mundos»
- Giordano Bruno, De l'infinito universo e mondi (1584) -
Todo esto gracias al satélite espacial Kepler.
Gracias Kepler. Gracias Giordano.
martes, 10 de mayo de 2016
Las lagartijas no se hacen preguntas, de Leonard Mlodinow [Reseña]
Cuando alguien me pregunta por un libro de historia de la ciencia que sirva para iniciarse en esta apasionante disciplina, que sea completo, riguroso y ameno, suelo pensármelo dos veces porque dependiendo de la recomendación es más que posible que el lector abandone su lectura a las primeras de cambio o salga corriendo hacia otro género literario. Personalmente suelo evitar los manuales académicos o las hagiografías de científicos y me decanto por sugerir autores inspiradores -al menos para mí- como Carl Sagan, Isaac Asimov, Jacob Bronowski, George Gamow o Bill Bryson. El problema es que sus obras tienen ya algunos años, pueden estar obsoletas en algunos temas, y aunque no hayan perdido su «fuerza», se agradece en ocasiones un aire fresco en forma de novedad editorial.
El libro Las lagartijas no se hacen preguntas, del físico y divulgador estadounidense Leonard Mlodinow, se ha ganado con mérito el honor de pasar a mi lista de recomendaciones para todo aquel que quiera acercarse a la historia del conocimiento científico y la de las grandes mentes que participaron en ella.
De la mano de Galileo, Newton, Lavoisier, Darwin o Einstein, por citar los más conocidos, Mlodinow nos propone un viaje desde los orígenes del ser humano hasta los últimos descubrimientos de la física cuántica. Y todo ello acompañado de un emotivo hilo conductor donde nos cuenta la relación con su padre, un superviviente del Holocausto, a quién está dedicado el libro.
Una magistral obra que no te dejará indiferente e ideal para iniciarse en este género.
sábado, 7 de mayo de 2016
La influencia de la mitología en la ciencia (29ª Parte): Caronte
[Nota inicial: Se puede consultar el resto de entregas de la serie sobre la influencia de la mitología en la ciencia desde este enlace]
Caronte era hijo de Érebo, dios primordial de la oscuridad, y de Nix, diosa de la noche. Su función mitológica era la de llevar en una barca a los muertos desde el mundo de los vivos al reino de Hades a través del río Aqueronte. Para que el viaje tuviera lugar había que pagar un precio, una moneda de plata -óbolo- que se colocaba bajo la lengua del difunto. Si no se efectuaba el pago, los cadáveres permanecían vagando por las orillas del río esperando hasta que después de cien años Caronte accedía a recogerlas.
Los dioses castigaron a Caronte cuando trasladó en su barca vivo a Heracles (Hércules) en su búsqueda de Cerbero, el monstruo perro de tres cabezas de Hades custodio del Inframundo, para capturarlo. Era el último trabajo de los doce que le impuso como penitencia el oráculo de Delfos a Heracles por matar a su mujer e hijos.
El castigo del barquero Caronte consistió en permanecer encadenado durante un año pero sin descanso en su función de navegar por las lagunas de Aqueronte.
Pero no solo Heracles fue el único personaje vivo que burló el acceso al Hades. Hubo dos más. El primero fue Orfeo, que encandiló con su canto a Cerbero y Caronte para así poder rescatar del infierno a su amada Eurídice, que había muerto por una picadura de víbora escapando del rapto de un rival de Orfeo. Y la segunda fue Psique, la diosa que personifica el alma, que consiguió calmar a Cerbero con un pastel de miel y convencer a Caronte para llegar al Hades y cumplir con el trabajo que le había encomendado Afrodita para recuperar el amor de Eros.
Caracolas, mariposas, dinosaurios y el satélite más grande de Plutón
Caronte, por Gustave Doré (La divina comedia) |
Caronte era hijo de Érebo, dios primordial de la oscuridad, y de Nix, diosa de la noche. Su función mitológica era la de llevar en una barca a los muertos desde el mundo de los vivos al reino de Hades a través del río Aqueronte. Para que el viaje tuviera lugar había que pagar un precio, una moneda de plata -óbolo- que se colocaba bajo la lengua del difunto. Si no se efectuaba el pago, los cadáveres permanecían vagando por las orillas del río esperando hasta que después de cien años Caronte accedía a recogerlas.
Los dioses castigaron a Caronte cuando trasladó en su barca vivo a Heracles (Hércules) en su búsqueda de Cerbero, el monstruo perro de tres cabezas de Hades custodio del Inframundo, para capturarlo. Era el último trabajo de los doce que le impuso como penitencia el oráculo de Delfos a Heracles por matar a su mujer e hijos.
Cerbero, por William Blake |
El castigo del barquero Caronte consistió en permanecer encadenado durante un año pero sin descanso en su función de navegar por las lagunas de Aqueronte.
Pero no solo Heracles fue el único personaje vivo que burló el acceso al Hades. Hubo dos más. El primero fue Orfeo, que encandiló con su canto a Cerbero y Caronte para así poder rescatar del infierno a su amada Eurídice, que había muerto por una picadura de víbora escapando del rapto de un rival de Orfeo. Y la segunda fue Psique, la diosa que personifica el alma, que consiguió calmar a Cerbero con un pastel de miel y convencer a Caronte para llegar al Hades y cumplir con el trabajo que le había encomendado Afrodita para recuperar el amor de Eros.
Caracolas, mariposas, dinosaurios y el satélite más grande de Plutón
Inspiradas en Caronte existen un grupo de caracolas donde las más destacadas son: Charonia lampas capax, Charonia lampas rubicunda, Charonia variegata y Charonia tritonis o Trompeta de Tritón, esta última con doble referencia mitológica, y es uno de los pocos animales que se alimentan de estrellas de mar de la especie de coronas de espinas (Acanthaster planci).
Charonia tritonis |
Las Charonias son un género de mariposas perteneciente a la familia Pieridae. Se encuentran localizadas principalmente en zonas tropicales.
Charonias eurytele |
Charonosaurus, del griego «reptil de Caronte», es un género único de dinosaurios que vivió hace 65 millones de años, a finales del Cretácico. Era muy grande, medía entre diez y trece metros de largo y unos cuatro de alto.
Orbitando alrededor del frío y lejano Plutón se encuentra Caronte, su satélite más grande. Plutón era el dios mitológico romano equivalente al griego Hades aunque más benigno. El resto de satélites conocidos de Plutón también tienen un nombre inspirado en la mitología y son: Nix, Hidra, Cerbero y Estigia.
Caronte fue descubierto en 1978 por el astrónomo James W: Christy desde el Observatorio Naval de los EE.UU., siendo él mismo quién propuso la denominación mitológica que fue finamente aceptada en 1986. Su diámetro es más o menos el de la mitad de Plutón, unos 1200 kilómetros en comparación con los 2400 de Plutón. Es prácticamente esférico, carece de atmósfera y su superficie está repleta de cráteres y valles de hielo de agua.
Imagen de Caronte desde la New Horizons (julio 2015) |