Elgar practicando su hobby | Fuente |
Pese a no tener una formación académica reglada en ciencias, el famoso compositor inglés Edward Elgar (1857-1934) fue un gran aficionado a la química.
Elgar nació el 2 de junio de 1857 en la aldea de Broadheath, muy cerca de Worcester (Inglaterra) y está considerado como uno de los mejores compositores británicos de la historia. Su padre tenía una pequeña tienda de partituras e instrumentos musicales y el pequeño Edward creció rodeado de ese ambiente, aunque parte de su formación musical fue de tipo autodidacta.
Tras una serie de intentos y fracasos por introducirse en los círculos musicales londinenses, alcanzó su primer éxito con las Variaciones Enigma en 1899. Al parecer esta obra esconde un tema principal que permanece oculto y que no se reproduce en la misma. Elgar dejó varias pistas para dar con la respuesta pero nunca admitió las propuestas de resolución que le enviaron y el desafío nunca se resolvió.
Elgar alcanzó el éxito con más de cuarenta años y no compuso su primera sinfonía hasta los cincuenta, pero lo que poca gente conoce es su afición a la química. Incluso disponía de un pequeño laboratorio, al que llamaba El arca, en el jardín de su casa y donde realizaba experimentos de todo tipo. El manuscrito original de su obra El reino (1906) lleva manchas de sus andanzas con los reactivos químicos y fueron varias las anécdotas relacionadas con su afición a la química.
El biografo de Elgar, el violinista William H. Reed, contó en el libro Elgar As I Knew Him (1936) un incidente de lo más curioso que estuvo a punto de llevarse su casa, o quizás su barrio, por delante. He encontrado un divertido cómic de Eva Amsen donde lo cuenta. Está en inglés, pero supongo que se entenderá bien:
Fuente |
Queda claro que Elgar no practicó la famosa máxima «¡No lo hagas en casa!» y por fortuna el incidente no fue a más.
Por si fuera poco, nuestro personaje de hoy también patentó un sistema de producción de sulfuro de hidrógeno, en forma de máquina, que se vendió durante un tiempo bajo el nombre de Elgar Sulphuretted Hydrogen Apparatus. Todo un genio, sin duda.
Y para terminar, qué mejor que hacerlo con una de sus obras más valoradas de la mano de Leonard Bernstein. Que lo disfrutéis :-)
NOTA: Esta entrada participa en la LII edición del Carnaval de Química, alojada en el más que recomendable blog El celuloide de Avogadro de @CeluloideA.