Si eres un divulgador aficionado y la fiebre de este hobby te cuesta tu tiempo y esfuerzo, que le quitas a otras actividades de tu día a día, seguro que te han preguntado mil veces por qué lo haces. ¿Por qué escribes en un blog?¿Por qué das charlas en colegios? ¿Cuánto ganas? ¿Por qué lo haces? ¿Por qué, por qué, por qué?
Que levante la mano a quién le haya pasado... Bien, ya podéis bajarla. No sé a vosotros pero a mí me aburre que me lo sigan preguntando. Acaso pregunto por qué sale la peña a correr como si no hubiera un mañana, o tíos con más barba que los de ZZ Top coleccionan las miniaturas de Star Wars que venden en las tiendas Disney. Bueno.
Pues, salvando las distancias, supongo que tampoco Carl Sagan se escaparía de esa pregunta y tendría más de una contestación. Unos meses después de la muerte del maestro, su viuda Ann Druyan daba una nueva -o vieja, según se mire- pista, a través de esta carta que he rescatado del archivo de la Biblioteca del Congreso de los EE.UU. Se trata de un breve comunicado que envió a la prensa y donde menciona el libro póstumo de Sagan, Miles de millones, y la película Contact basada en su novela homónima.
Fuente |
«When you're in love you want to tell the whole world». Cuando uno está enamorado quiere salir a contárselo a todo el mundo. De eso se trata, ¿no?
Ya en una perspectiva menos romántica he recordado también este fragmento de El cerebro de Broca, un interesante libro que recopila artículos de Carl Sagan escritos entre 1974 y 1979, y que dejo como reflexión final:
«Como contrapartida a la libertad de investigación, los científicos tienen la obligación de explicar a la opinión publica la naturaleza de su trabajo. Si se considera a la ciencia como un sacerdocio cerrado, demasiado difícil y arcano para ser comprendido por el hombre de la calle, los peligros de abuso son enormes. La ciencia es un tema de interés general y nos afecta a todos sin exclusión. Al discutir de forma regular y con competencia sus objetivos y consecuencias sociales en escuelas, prensa y conversaciones de sobremesa habremos mejorado en gran medida nuestras perspectivas de comprensión del mundo, así como las de su perfeccionamiento y el nuestro»
Doy charlas en colegios a personitas de 6 a 10 años. Cuando termino, después de atender a un auditorio así, ingenuo, entusiasta y preguntón, por unas cuantas horas, no necesito más en el mundo.
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente, Pepso.
EliminarGracias por pasar