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En la mitología germana, un kobold (o cobold) era una especie de criatura muy parecida a los duendes que todos tenemos en mente y que eran conocidos porque se colaban en las casas cuando sus dueños no estaban y se dedicaban a realizar las labores domésticas. Menudo chollo, ¿no?
Partían la leña, se encargaban del ganado, hacían la colada, planchaban la ropa y dejaban las casas como los chorros del oro. A cambio de su trabajo exigían tan solo un poco de leche y las sobras de la comida. Pero si a los propietarios se les olvidaba pagar por sus servicios, estos hasta ese momento simpáticos "amos de casa", se transformaban en diabólicos seres que se disponían a cometer fechorías en plan hooligan, como rotura de muebles, saqueo de víveres, lanzamiento de todo lo que tuvieran a mano,... ensuciando y destrozando todo a su paso. Más o menos lo que le pasaba a los Gremlins cuando se les daba de comer pasada la medianoche.
En la Edad Media los mineros de las explotaciones sajonas de plata como la de Rammelsberg, una de las más importantes y longevas de la historia, se encontraban en ocasiones con un mineral de color azulado sin valor aparente. A este mineral le dieron el nombre de kobold, en clara alusión directa a las criaturas homónimas que ellos creían (no sé si en broma o en serio) eran las que les daban cambiazo por la plata. Además se suma el hecho de que este mineral podía contener arsénico (cobaltita, esmaltita...), una presencia que podía hacer que cayeran enfermos por intoxicación arsenical y se confirmara la oscura leyenda de los kobolds.
El cobalto fue descubierto por el químico de origen sueco Georg Brandt (1694-1768). Brandt comenzó a estudiarlo en 1730 y demostró poco después que este metal era el responsable del color en el vidrio azul. Fue un hallazgo muy importante porque hasta ese momento se pensaba que era proporcionado por el bismuto. El nuevo elemento fue bautizado por Brandt a partir de la voz alemana kobalt y según el diccionario crítico etimológico de Corominas hay constancia de la palabra cobalt en un diccionario de castellano del siglo XVIII y finalmente se aceptó el nombre de cobalto a partir de 1884.
Los compuestos de cobalto se han utilizado a lo largo de la historia de las civilizaciones (Egipto, Roma, China, etc) para su uso en cerámica y ornamentación, en particular el vidrio azul.
Metilcobalamina |
Hay diferentes formas de vitamina B12. Una de ellas, la metilcobalamina, es especialmente interesante porque el cobalto está unido directamente a un grupo metilo, lo que constituye ejemplo de enlace Metal-Carbono (lo que conocemos como compuesto organometálico) que es raro de encontrar en la naturaleza.
La carencia de esta vitamina puede producir una enfermedad llamada anemia perniciosa, en la que nuestro organismo no puede producir los suficientes glóbulos rojos para transportar todo el oxígeno que necesita. Por cierto, existe un mito muy extendido que dice que el consumo de vitamina B12 previene la resaca alcohólica o la mitiga. Es tan solo eso, un mito.
Un isótopo radiactivo sintético del cobalto, el 60Co, emite una intensa radiación gamma y se utiliza en radioterapia para el tratamiento médico de enfermedades como el cáncer pero también para la irradiación de alimentos, esterilización de equipos médicos, etc. Posee un periodo de semidesintegración de 5,27 años.
A la mayoría de nosotros cuando escuchamos la expresión Bomba de cobalto nos viene a la cabeza el equipo de radioterapia, el que utiliza cobalto-60, pero la Bomba de cobalto, la verdadera bomba, es otra cosa. Es la historia de una bomba teórica ideada para extinguir a la humanidad, una bomba que supondría la erradicación total de toda la vida sobre la faz de la Tierra. Una creación surgida de la guerra fría y perpetrada por Leó Szilárd, una de las mentes más lúcidas y geniales de la historia de la física... Pero esta historia la contaremos otro día ;-)
NOTA: Esta entrada participa en el XLIV Carnaval de Química (edición rutenio) alojado durante este mes en el recomendable blog de Melquíades del gran Guillermo Peris (@waltzing_piglet).
Pues no tenía ni idea de que el Cobalto viniera de los kobolds. Como curiosidad, en Battlestar Galactica rendían culto a 12 dioses que se llamaban los dioses de Kobol, y Kobol era el planeta que habitaban en el pasado y del que tuvieron que huir: http://en.wikipedia.org/wiki/Lords_of_Kobol
ResponderEliminarPues es una curiosidad muy interesante. Todo el mundo me recomienda esa serie... al final caerá. ;-)
EliminarMuchas gracias por pasar
Un abrazo
Otra más de tus joyas...
ResponderEliminarLeerte es un verdadero placer.
Un besito
Muchas gracias, Laura. Lo mismo digo.
EliminarBesos
Nunca había oído hablar de la verdadera bomba de cobalto, ¡así que espero esa historia con ganas!
ResponderEliminarPor cierto, me encanta la serie de la la influencia de la mitología en la ciencia ;o))
Muchas gracias :-)
EliminarMe ha gustado mucho el contenido y la manera clara y entretenida de exponerlo. Gracias.
ResponderEliminarGracias, Emilio. Si ha sido claro y entretenido, objetivo cumplido.
EliminarUn saludo
Pues así es la historia resumida del cobalto. En la serie "Conoce a tus elementos" de El Tamiz hay un apartado sobre el cobalto que amplía esta información:
ResponderEliminarhttp://eltamiz.com/2011/10/05/conoce-tus-elementos-el-cobalto/
Por otro lado la historia de la bomba de cobalto, también llamada bomba del juicio final, fue extensamente explicada en su día en La pizarra de Yuri, aquí el enlace para más información:
http://www.lapizarradeyuri.com/2010/10/21/la-bomba-del-juicio-final/
Como curiosidad, esta bomba inspiró la película ¿Teléfono rojo? volamos hacia Moscú de Kubrick.
Vaya par de 'monstruos' citas, Anónimo. Qué grandes.
EliminarMuchas gracias por pasar.
Saludos
Fantástico como siempre, Dani.
ResponderEliminarYo me quedé en el Cobol cuando el Basic pegaba fuerte... Muy ilustrativa tu historia.
Gracias, jefe :-)
EliminarUna muy interesante historia. Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias :-)
EliminarIncreíble vínculo entre mitología y ciencia. El kobold inspiró el nombre del cobalto, esencial para la vida y la medicina. ¡Interesante y conciso!
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