Increíble, ¿verdad? Lo que acabamos de ver se llama sannakji y es un plato muy popular de la gastronomía coreana. El nakji (pulpo pequeño) vivo se sirve condimentado con sésamo o con aceite de sésamo. Puede comerse entero como hemos visto en el vídeo o bien troceado con los tentáculos retorciéndose en el plato. A nosotros nos dan un poco de grima estas cosas pero en Corea del Sur es un exquisito manjar.
¿Y por qué el sannakji es una experiencia gastronómica límite y no solo una asquerosidad como otra cualquiera?
Muy fácil. Como hemos visto en el vídeo, y cualquiera que haya tenido un pulpo vivo en sus manos ha comprobado, los tentáculos de los pulpos se adhieren con fuerza a cualquier superficie que esté a su alcance. Y más aún cuando se sienten amenazados o se embadurnan en salsa picante. Imaginaos ahora qué puede ocurrir si no se mastica muy bien el sannakji y nos lo tragamos tan alegres.
Así es. El peligro de comerse un pulpito vivo como el que hemos visto es que los tentáculos pueden obstruir las vías respiratorias y producir la muerte por asfixia. En estos casos hay que actuar inmediatamente y sacar como se pueda el pulpo de la garganta tan rápido como sea posible porque aquí, al contrario que en otros casos de antragantamiento, la Maniobra de Heimlich no sería eficaz. Y de hecho no es del todo infrecuente encontrar en la prensa de Corea del Sur algún que otro caso de muerte tras la ingestión de sannakji. Algunas fuentes hablan de seis muertes al año de media pero no lo he podido confirmar.
Pero... ¿Os habéis preguntado alguna vez por qué los pulpos no se enredan con sus propios tentáculos?
Buena pregunta, ¿no?
Hace apenas unos meses investigadores de las universidades de Jerusalén y Nueva York publicaron un estudio en la revista Current Biology donde se ofrecía una posible explicación para este fenómeno.
Científicos raritos |
Y la respuesta, as usual, está en la química.
Al parecer la piel de los cefalópodos segrega una compleja sustancia química, cuya composición exacta no se conoce de momento, que impide que los tentáculos se adhieran entre ellos. Esta sustancia química actúa desactiva temporalmente el mecanismo de contracción de las ventosas y no actúan cuando entran en contacto con su propia piel.
Los pulpos, a diferencia de nosotros, no tienen un control consciente de la posición de todos sus tentáculos. Y este problema lo han resuelto evolutivamente a través del curioso mecanismo que se acaba de descubrir.
El mundo de los pulpos es apasionante, son unos alienígenas, como dijo mi buen amigo y excelente divulgador Antonio Osuna en Naukas Bilbao 2014 y que podéis ver a continuación.
Continuaremos con la serie en unos días... ;-)
Te acabo de votar, pero me ha costado la misma vida. Ya podían ponerlo más sencillito para torpes como yo.
ResponderEliminarMuchas gracias, de verdad. :-)
EliminarMuchas gracias por tu trabajo de divulgación. Ya te he votado.
ResponderEliminarMuchísimas gracias :-)
EliminarSe podía haber ahorrado enseñar la boca para que viésemos que se había tragado el pulpo ;D;D;D
ResponderEliminarJajajajaja
EliminarQué asquito me dan los orientales y los que les ríen "sus gracias".
ResponderEliminarQue fàcil és ver la paja en el ojo ajeno.
EliminarPor cierto, hablar de orientales como si más de 2000 millones de personas fueran la misma cultura, me dice que te haría bastante bien salir del pueblo de vez en cuando.
Casi muero viendo ese vídeo :( la gente está muy mal de la cabeza...
ResponderEliminarPero me ha encantado que lo enlazaras con ese estudio y la charla de @biotay
PD: ya estabas votado en Bitácoras, y conste que este año no te piden "tantas" veces el capthka... o que ya soy especialista y los saco rápido xDD