John Bonham en 1975 | Fuente: Wikipedia |
Continuamos la serie Curio-Tox de este blog en esta ocasión con un poco música y algo de química aplicada a la toxicología.
El pasado jueves se cumplieron 34 años de la muerte del gran John Bonham, el que fuera miembro de Led Zeppelin, y en mi opinión (y creo que no soy el único) uno de los mejores baterías de rock de todos los tiempos.
La muerte de Bonham se produjo durante la madrugada del 25 de septiembre de 1980. El día anterior Bonham fue recogido por el entonces asistente del grupo Rex Rey para llevarlo a un ensayo de preparación de la próxima gira de Led Zeppelin en los Estados Unidos. Era el regreso de Led Zeppelin a los escenarios norteamericanos después de tres años. Durante el viaje camino del local de ensayo Bonham comenzó a meterse entre pecho y espalda chupitos de vodka y al parecer continuó sin parar de beber durante el resto del día hasta bien entrada la noche. Se estima que se tomó alrededor de cuarenta chupitos de vodka en menos de 24 horas, más o menos un litro en total. Finalmente a Bonham lo acostaron a dormir y nunca despertó. Tenía 32 años. La investigación oficial afirmó que causa de la muerte fue por asfixia al aspirar su propio vómito. Se descartaron otras drogas tras la autopsia.
La desaparición de Bonham supuso la disolución definitiva de Led Zeppelin, comunicada pocos meses después por el resto de componentes del grupo de forma oficial, y el fin de esta mítica banda de rock. Una de las mejores.
Aunque la muerte de Bonham no fue producida por intoxicación etílica sino por asfixia, muchas veces me han preguntado si es posible perder la vida bebiendo chupitos de vodka, por ejemplo, y qué cantidad sería necesaria.
La respuesta en una primera aproximación es fácil de calcular con unos mínimos conocimientos de química y toxicología.
Las bebidas alcohólicas expresan la cantidad de alcohol (etanol) normalmente como un porcentaje sobre el total. La graduación alcohólica de una bebida es la expresión en grados del número de volúmenes de etanol contenidos en 100 volúmenes del producto a una temperatura de 20ºC. De esta manera en 100 mililitros de un vodka de 40º o 40% vol. de alcohol nos encontramos con 40 mililitros de etanol puro. Hasta ahí es sencillo.
Para calcular los gramos de etanol en cada chupito tenemos que multiplicar el contenido de un chupito (que es de unos 25 ml aproximadamente) por la densidad del etanol (que aproximamos también a 0,8 gramos/ml) y por el porcentaje de alcohol (40% en el caso de un vodka sueco cualquiera) y dividimos el resultado por 100. El resultado sería de unos 8 gramos de etanol en cada chupito de vodka.
El etanol es un depresor del SNC y se estima que su dosis letal en humanos, entendida como la cantidad de tóxico necesaria para matar a una persona expresada en gramos por kilogramo de peso de la persona, se estima en unos 5g/Kg. Unos 300-400 ml de etanol ingerido en menos de una hora puede causar la muerte de un adulto medio.
¿Y de cuántos chupitos de vodka estamos hablando? Pues si consideramos un adulto de unos 80 Kg, la dosis letal se puede alcanzar con 400 gramos de etanol, que serían unos 50 chupitos que contienen 8 gramos de etanol cada uno como hemos calculado antes. Y esto tomado en un periodo muy corto de tiempo.
En realidad todo es un poco más complejo y habría que tener en cuenta otros factores como tolerancia, sensibilidad, ingestión de alimentos previa, metabolismo basal, la raza y otros muchos factores.
Bonham no alcanzó la dosis letal ni de lejos con sus 40 chupitos en un día, pero la mala suerte hizo que la Parca se cruzara en su camino convirtiéndolo en leyenda de forma prematura. Nos queda no obstante su talento para la posteridad, o si no me creéis, ved este vídeo y juzgad vosotros mismos:
NOTA: Esta entrada participa en el participa en el XXXIX Carnaval de Química (edición: Y) (@CarnavalQuimica), que organiza durante este mes el recomendable blog Gominolas de Petróleo.