lunes, 14 de julio de 2014

Reto EPAP #33

Cuando han pasado casi cuatro meses desde el último reto, ha tenido que ser el VII Festival de la Cristalografía el que resucite la tradicional sección lúdico-festiva de EPAP. No hay premio material. Lo siento. Habrá que conformarse con una dosis de endorfinas que será variable según sujeto y esfuerzo en la resolución. Allá vamos:



Esta imagen está tomada un año después de que, el esposo y padre de los protagonistas que aparecen en ella, determinara mediante una conocida metodología la estructura de un mineral que podemos encontrarlo en Marte y es quizás el primero del que se hizo un uso con fines sociales por parte de la humanidad.

¿De qué mineral se trata? ¿Quién determinó su estructura?

NOTA: Esta entrada participa en el VII Festival de la Cristalografía que se hospeda hasta el 15 de agosto en este blog.

sábado, 12 de julio de 2014

El color de las piedras preciosas [Infografía]

¿Qué origina el color en las piedras preciosas? ¿Por qué existe esa variedad de colores tan llamativos en las gemas? La respuesta, as usual, está en la química, donde las diferencias en la estructura atómica de cada compuesto son un factor determinante pero también las impurezas. Los usuarios avanzados pueden obtener más información en este enlace. Los amigos de la recomendable web Compound Interest nos dejaron esta entretenida infografía con la que comienza la participación de EPAP en el VII Festival de la Cristalografía. Que la disfrutéis.


Pulsad en la imagen para ampliarla

viernes, 11 de julio de 2014

El futuro de nuestra mente [Reseña]




«Los dos mayores misterios de la naturaleza son la mente y el universo». Con esta frase comienza el físico y divulgador Michio Kaku su último y esperado libro. Reconozco que tengo una especial debilidad por Kaku y su entusiasta forma de divulgar la ciencia, con su estilo siempre plagado de referencias al cine y la literatura de ciencia ficción, también empleado por otros grandes divulgadores más cercanos como Sergio L. Palacios. Kaku es un autor no exento de polémica por la forma en que trata ciertos temas pero lo cierto es que te atrapa, mantiene y maravilla desde el minuto uno. ¿No se trataba de eso en definitiva?

En El futuro de nuestra mente, Kaku nos propone un largo pero ameno viaje desde los orígenes de la neurociencia, pasando por una extensa explicación de las técnicas y métodos de estudio de esta disciplina, hasta llegar a sus arriesgadas propuestas sobre lo que nos puede deparar el futuro. Sorprende un poco -en mi opinión, es imperdonable- que en la introducción histórica no aparezca en ningún momento mencionada la figura de Santiago Ramón y Cajal, el autor más citado en neurociencia por los méritos que todos de sobra conocemos.

El libro está dividido en tres partes. En la primera, «La mente y la conciencia» nos encontramos con los orígenes de la neurociencia, una descripción de las últimas técnicas para elucidar los mecanismos de funcionamiento del encéfalo y una parte donde Kaku propone una explicación del paradigma de la conciencia a través de sus distintos niveles. Esta última parte me dejó un tanto confuso y quizá sea la sección menos interesante del libro. En «La mente sobre la materia», segunda parte, Kaku nos invita a profundizar en cuatro temas cuya mera mención de alguno de ellos encendería las luces rojas de cualquier científico o escéptico: Telepatía, telequinesis, recuerdos y genios. No se asusten, el tratamiento de estos temas es lo mejor del libro, créanme. Además esta segunda parte está plagada de referencias al cine, algo que todo lector de Kaku siempre espera, siendo una forma muy original de recordar los conceptos que se han tratado. Por último, la tercera parte titulada «Conciencias alteradas» trata temas diversos como las experiencias cercanas a la muerte, la inmortalidad, la inteligencia artificial, civilizaciones extraterrestres, etc…, rozando en ocasiones la especulación, pero en definitiva ese es el riesgo que buscamos en Kaku. Nuevamente las referencias a la literatura de ciencia ficción son lo más destacable y no, no hay pseudociencia en este libro. 

Termina la obra con las conclusiones del autor, un apéndice con el sugerente título «¿Conciencia cuántica?» y una discreta bibliografía complementaria.

En resumen, un libro recomendable para los interesados en el mundo de la ciencia del encéfalo y la consciencia, y para aquellos que no les importe seguir el intencionado juego, en ocasiones especulativo, del gran Michio Kaku, como es mi caso.

NOTA FINAL: Esta reseña se publicó originalmente en el número 15 de la revista Journal of Feelsynapsis.

jueves, 10 de julio de 2014

VII Festival de la Cristalografía



Como alguno de vosotros ya sabréis durante este año 2014 se está celebrando el Año Internacional de la Cristalografía (IYCr). Y como suma de estos doce meses cargados de eventos internacionales relacionados con la ciencia de la cristalografía, a principios de año surgió una iniciativa del incombustible Bernardo Herradón para crear un festival bloguero, algo similar a los Carnavales que ya existen para otras disciplinas, con el fin de dar una mayor difusión a esta apasionante ciencia.

La idea de esta iniciativa es conseguir que se conozca por parte del público general un poco más sobre esta disciplina científica y generar un poco de cultura, que siempre viene bien.

Se puede participar de alguna de las siguientes maneras:

- Post publicados en cualquier web o blog: podrán ser de diversos temas relacionados con la cristalografía: historia, biografías, conceptos, avances científicos, cristalografía y sociedad, relación con otras ciencias y artes, etc.
Reseñas breves (a veces sólo el título, si es suficientemente explicativo) de artículos publicados en revistas científicas que puedan ser de interés para los seguidores del Festival.
Enlaces a sitios de interés: revistas de cristalografía, sitios web, actividades en centros de enseñanza, etc. (tanto en España como en el extranjero).
- Artículos en prensa y otras informaciones en medios de comunicación que tengan relación con la cristalografía.
- Actividades del IYCr: en todo el mundo, especialmente en España.
- Concursos de cristalografía.
- Actividades en centros de investigación y en centros de enseñanza.
- Material en vídeo y audio.
- Imágenes de cristales: sin duda, algunas de las imágenes más atractivas de la ciencia.
- Material didáctico/educativo.
- Recomendación de lecturas (libros/artículos) sobre cristalografía.
- Cualquier otra actividad/material de interés para la comunidad relacionada con la cristalografía.

Como veis, casi cualquier cosa relacionada con la cristalografía tiene cabida. Todas las contribuciones para esta edición de Festival deben hacerse realizado entre los días 1 de julio de 2014 y 15 de agosto y llevar al final una mención como esta:

“Participa en el VII Festival de la Cristalografía, organizado por Ese punto azul palido

y puede comunicarse por correo electrónico a esepuntoazupalido@gmail.com, a la cuenta de Twitter del Festival @FestivalCristal o publicarlo directamente en la página de Facebook del Festival.

Para entreteneros y que veáis con más detalle de qué va todo esto os dejo los enlaces a las anteriores ediciones:

I Festival de la Cristalografía: Edición Triclínico.
II Festival de la Cristalografía: Edición Monoclínico Primitivo.
III Festival de la Cristalografía: Edición Monoclínico Centrado.
IV Festival de la Cristalografía: Edición Ortorrómbico Primitivo.
V Festival de la Cristalografía: Edición Ortorrómbico Centrado.
VI Festival de la Cristalografía: Edición Ortorrómbico Centrado en la Base


Y ya sin más, y recogiendo el testigo de la mano de Gaussianos, damos comienzo al VII Festival de la Cristalografía en su edición Ortorrómbico Centrado en las Caras. Animaos y participad.

¡Salud!

sábado, 5 de julio de 2014

La influencia de la mitología en la ciencia (16ª Parte): Plutón



El origen de las estaciones


En la mitología romana Plutón era el dios del inframundo. Su equivalente griego era el temible Hades y no debemos confundirlo con Pluto, el dios griego de la riqueza y la abundancia.

Plutón era hijo de Saturno y Ops, la diosa de la fertilidad, y tenía su morada en el centro del mismísimo Tártaro. Algo parecido a un resort de esos tan de moda y modernos que se construyeron en medio de secarrales y a 30 kilómetros de playas y pueblos con supermercado. A Plutón se le consideraba un dios inflexible pero justo. El mito más conocido de Plutón es el rapto de Proserpina (Perséfone). Mientras la bella Proserpina se encontraba recogiendo flores con sus amigas en un prado, la tierra se abrió ante ella y apareció súbitamente el malvado Plutón, que la raptó para convertirla en su consorte en el inframundo. La madre de Proserpina y diosa de los cereales, Ceres, la buscó durante días por todo el mundo y en su camino prohibió a la tierra que pisaba que siguiera creciendo. Durante ese año no creció ni una mala hierba siquiera y comenzó una hambruna que solo terminó cuando Júpiter envió a Mercurio para que convenciera a Plutón de que la liberara. Antes de dejarla marchar, Plutón obligó a Proserpina a ingerir seis semillas de granada que obraron el mágico efecto que la obligaba a vivir seis meses con él y seis meses en su hogar junto a su madre.

Y así, cuando Proserpina volvía con su marido al inframundo, en otoño, las hojas caían y el paisaje era triste, y cuando volvía a su hogar, en primavera, florecerían los campos y la tierra se volvía fértil y esplendorosa de nuevo, como muestra de la alegría de Ceres al recibir a su hija.


El planeta que dejó de serlo y un elemento con mala reputación

El 18 de febrero de 1930, en el Observatorio Lowell en Flagstaff (Arizona), el astrónomo norteamericano Clyde William Tombaugh descubrió un nuevo y lejano objeto más allá de la órbita de Neptuno. Desde el momento en que se descubrió fue considerado como el noveno y último planeta del Sistema Solar por la Unión Astronómica Internacional y por la opinión pública, hasta que en 2006 se le arrebató ese honor dejándolo en lo que actualmente es hoy en día, un planeta enano.

Cuando se descubrió este nuevo objeto, la noticia corrió por todo el mundo y los aficionados a la astronomía esperaron con ansia el bautizo planetario. El nombre de Plutón fue propuesto por Venetia Burney, una niña de 11 años de Oxford muy aficionada a la mitología clásica. Venetia sugirió el nombre de Plutón a su abuelo, un bibliotecario jubilado de la universidad de Oxford que a su vez lo trasladó a su amigo, el astrónomo Herbert Hall Turner, y fue este último quién hizo llegar la propuesta al Observatorio Lowell.

Entre los nombres propuestos: Minerva, Cronos y Plutón, este último recibió todos los votos. Así, el 1 de mayo de 1930 se anunció oficialmente el nombre del nuevo planeta y Venetia Burney recibió 5 libras de la época por parte de su abuelo como recompensa.

Recreación artística de la New Horizons en la proximidades
de Plutón | Fuente: NASA

Según los astrónomos del Observatorio Lowell, la propuesta del nombre de Plutón gustó especialmente porque las dos primeras letras se correspondían con las iniciales de Percival Lowell, fundador del Observatorio donde se descubrió, y también porque el símbolo astronómico era un monograma de las letras PL.

En 1934, el físico Enrico Fermi y su equipo de la universidad de Roma anunciaron el descubrimiento de un nuevo elemento químico que ocuparía la posición 94 en la tabla periódica. En realidad la muestra que presentó Fermi se trataba de una mezcla de varios elementos como bario y kriptón, pero en aquella época no se conocía aún la fisión nuclear y de ahí la confusión.

El descubrimiento del nuevo elemento químico se gestó en 1940 en los Laboratorios Cavendish de la mano de Egon Bretscher y Norman Feather y fue confirmado de forma independiente en el Berkeley Lab ese mismo año.

El físico de origen ruso Nicholas Kemmer, y colaborador de Bretscher y Feather en Cambridge, fue quién había propuesto el nombre de neptunio (en referencia al planeta Neptuno) para el elemento 93 y continuar con plutonio (por el planeta Plutón) para el de número atómico 94. Esta historia es muy curiosa porque al otro lado del charco, en el ciclotrón de Berkeley, Edwin McMillan y Phillip Abelson habían sugerido los mismos nombres al mismo tiempo y por el mismo motivo.

Pero fue el 14 de diciembre de 1940 cuando el plutonio fue aislado por primera vez. Y poco después, el 23 de febrero de 1941, identificado químicamente por Glenn T. Seaborg y su equipo en California. 

El plutonio como elemento químico tiene una inmerecida mala reputación, pero os dejaré con mis amigos de Periodic Videos que nos lo explicarán mejor. :-)



Puedes leer todos los artículos de esta serie sobre La influencia de la mitología en la ciencia desde aquí.

NOTA: Esta entrada participa en el XXXVII Carnaval de la Química (Edición Rb)  alojado durante este mes en el recomendable blog  “ISQCH – Moléculas a reacción”