El gran Isaac Asimov, que ha pasado en múltiples ocasiones por este blog protagonizando incluso uno de los retos EPAP, fue como todos sabemos un prolífico autor de ciencia ficción muy venerado por unos y criticado por otros. Personalmente me encuentro en la orilla de la veneración, y no solo como consumidor de sus obras de ficción, sino también en la figura de Asimov como divulgador científico de primera fila. Para mí es el mejor, como ya expliqué en este post.
Pero hoy hablaremos un poco de ciencia ficción, y en particular de Isaac Asimov y el tratamiento de la química en su obra literaria de ficción.
En 1947, mientras daba los últimos coletazos a su doctorado en bioquímica, Asimov tuvo la delirante idea de escribir una parodia de un artículo científico como si fuera parte de su tesis doctoral. El relato titulado Las propiedades endocrónicas de la Tiotimolina resublimada y que se puede leer aquí (hacedlo porque es muy divertido), fue publicado en la revista Astounding Science Fiction en 1948. En este falso paper, Asimov nos describe los experimentos realizados con un compuesto, la tiotimolina, que presenta la increíble propiedad de disolverse en agua antes de que esta entre en contacto con ella. [Podéis leer la historia completa en la Wikipedia.]
La tiotimolina también fue la protagonista de tres relatos de ciencia ficción de Asimov en donde se manifiestan las maravillosas propiedades de este compuesto: Las aplicaciones micro-psiquiátricas de la tiotimolina (1953), La tiotimolina y la era espacial (1960) y Tiotimolina para las estrellas (1972).
Pero aparte de las referencias a la ficticia tiotimolina, la química como ciencia aparece en la obra de Isaac Asimov en bastantes ocasiones. Por ejemplo, en La magnífica posesión, uno de sus primeros relatos que se publicó en 1940 cuando Asimov tenía solo 20 años, un químico de nombre Walter (¿casualidad?) descubre un revolucionario proceso para recubrir metales tratándolos con amonio puro. Otro título donde la química está presente, esta vez el mal uso de la misma para cometer un crimen, es Polvo mortal (1957) donde se narra el asesinato de un jefe que se apropiaba del trabajo de sus colaboradores (becarios pre y post-doctorales no cojáis la idea, pero leedlo). En septiembre de 1956 se publicó Paté de foie gras, una narración donde relata el descubrimiento de una oca que tiene la habilidad de transmutar el oxígeno-18 en oro-197 (puede leerse en este enlace). Coja una cerilla (1972) es otro relato corto donde los conocimientos de la química tradicional salvan a una nave espacial (en FCF+ reseñaron este relato hace dos años para el primer Carnaval de química). Pero mi favorito sin lugar a dudas, y el que recomiendo encarecidamente si tienes unos minutos, es Padre fundador (que se puede leer íntegramente aquí). Un relato de 1965 que narra una inquietante terraformación de un exoplaneta similar a la Tierra pero con una atmósfera y suelo de alto contenido amoniacal. Y por último no nos podemos ir sin citar De químico a químico, al que le dediqué esta entrada el año pasado. Es más bien un relato de intriga que de ciencia ficción, pero merece la pena recordarlo una vez más.
Hay más referencias a la química en la obra de ficción de Isaac Asimov, estoy seguro, pero las anteriores son las que recuerdo en estos momentos. Los comentarios son vuestros si tenéis más datos. Salud, amigos. :-)
NOTA: Esta entrada en una participación doble en la XXI edición del Carnaval de Química, que alberga este mes la elementa 114 (@Ununcuadio) en su recomendable blog Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión y en la III edición del Carnaval de Humanidades que se celebra en El cuaderno de Calpurnia Tate, el blog del gran químico, divulgador y viajero @luisccqq.