Curiosity
«-Mirad, chicos. -Mamá extendió un brazo largo y suave-. Una ciudad muerta.
Los chicos miraron con una expectación fervorosa, y la ciudad muerta estaba allí, muerta sólo para ellos, adormilada en el cálido silencio estival puesto allí por algún marciano hacedor de climas.
Y papá miró la ciudad como si le gustase que estuviera muerta.
Eran unas pocas piedras rosadas, dormidas sobre unas dunas; unas columnas caídas, un templo solitario, y más allá otra vez las extensiones de arena. Nada más, un desierto blanco a lo largo del canal, y encima un desierto azul.
De repente un pájaro atravesó el espacio, como una piedra lanzada a un lago celeste; golpeó, se hundió y desapareció.
Papá lo miró con ojos asustados.
-Creí que era un cohete.
Timothy observó el profundo océano del cielo, tratando de ver la Tierra en llamas, las ciudades en ruinas y los hombres que no dejaban de matarse unos a otros.
Pero no vio nada. La guerra era algo tan apartado y lejano como el duelo a muerte de dos moscas».
-Crónicas Marcianas, El picnic de un millón de años. Ray Bradbury.-
Qué maravilla de libro, ese hombre era un poeta. Y algo marciano, sin duda: no se puede ser tan genio.
ResponderEliminarUn párrafo bien escogido... llevamos décadas obteniendo imágenes de la superficie marciana, y sin embargo la sensación que nos deja esta misión dispara nuestra imaginación como si se tratase de un mundo absolutamente nuevo. Es la magia del cosmos.
Gracias por pasar, Doc. Ojalá salga todo bien el próximo lunes y tengamos datos científicos sobre Marte para catapultar aún más la imaginación.
ResponderEliminarSalud!
Como eres tú Dani, te perdono el minidestripamiento del libro, que lo estoy leyendo ahora :)
ResponderEliminarUn saludo