Tal vez la esencia del pensamiento liberal pueda resumirse en un nuevo decálogo, que no pretende reemplazar al anterior sino únicamente complementarlo. Los Diez Mandamientos que, como enseñante, me gustaría promulgar, se podrían formular de la siguiente manera:
- No estés absolutamente seguro de nada.
- No creas conveniente actuar ocultando pruebas, pues las pruebas terminan por salir a la luz.
- Nunca intentes oponerte al raciocino, pues seguramente lo conseguirás.
- Cuando encuentres oposición, aunque provenga de tu esposo o de tus hijos, trata de superarla por medio de la razón y no de la autoridad, pues una victoria que dependa de la autoridad es irreal e ilusoria.
- No respetes la autoridad de los demás, pues siempre se encuentran autoridades enfrentadas.
- No utilices la fuerza para suprimir las ideas que crees perniciosas, pues si lo haces, ellas te suprimirán a ti.
- No temas ser extravagante en tus ideas, pues todas la ideas ahora aceptadas fueron en su día extravagantes.
- Disfruta más con la discrepancia inteligente que con la conformidad pasiva, pues si valoras la inteligencia como debieras, aquélla significa un acuerdo más profundo que ésta.
- Muéstrate escrupuloso en la verdad, aunque la verdad sea incómoda, pues más incómoda es cuando tratas de ocultarla.
- No sientas envidia de la felicidad de los que viven en el paraíso de los necios, pues sólo un necio pensará que eso es la felicidad.
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Fuente: Autobiografía. Bertrand Russell. Editorial Edhasa ISBN: 9788435027243